Queremos dirigirnos al pueblo de Cuba en general y al exilio militante y no militante para estrecharnos en pensamiento y acción directa y luchar juntos por la exterminación de la tiranía que aún permanece en Cuba. Queremos intercambiar ideas, propósitos, proyectos, finalidades, porque es necesario abrir los brazos entre todos los cubanos dispersos. Todo cubano está convencido de que la unión es una necesidad y no una estrategia. Aún falta la última batalla y estamos preparados. No podemos permitir que todo nuestro sacrificio nos sea arrebatado ahora, después de más de 40 años, por otros intereses que no son los nuestros. La lucha es en Cuba, está en Cuba y allí es donde se requiere y se necesita nuestra presencia y de todo el exilio cubano. Allí están los más sufridos y desamparados. El mundo entero conoce las condiciones infernales en que malamente subsiste el pueblo de Cuba No aspiramos al odio entre los cubanos, no buscamos la venganza inútil, no queremos que Cuba siga en su orgía de sangre como la ha llevado los actuales gobernantes.
Por una Cuba Martiana
Señores:
Saludos de paz. Es un placer dirigirme a Uds. con el fin de presentarles la propuesta que denominamos Por una Cuba Martiana, a la que pretendemos siga una campaña cívica, cuyos fines y contenidos a continuación se exponen.
I.- PROPÓSITOS CONCRETOS DE LA PROPUESTA Y DE LA CAMPAÑA CÍVICA “POR UNA CUBA MARTIANA”
La propuesta y la campaña cívica “Por una Cuba Martiana” persiguen como gran objetivo o propósito concreto:
CONCERTAR PARTICIPATIVAMENTE UN PROYECTO DE NACIÓN QUE, AL GOZAR DE CONSENSO, DETERMINE LOS CAMBIOS QUE ESTIMULEN LA COLABORACIÓN RESPONSABLE DE LOS CIUDADANOS EN SU EJECUCIÓN DESDE LA DIVERSIDAD.
Este proyecto de Nación ha de tener por base doctrinal la eticidad legada por los Padres Fundadores y que fuera reasumida por la denominada Generación del Centenario en su inconcluso proyecto revolucionario. Su base, contenido y fin jurídico deben ser absolutamente coherentes con la normativa internacional de los derechos humanos.
La institucionalidad, además de asentarse sobre lo anterior, deberá modelarse a partir de las características nacionales actuales y según las experiencias internacionales y nacionales exitosas que posibiliten un Estado moderno, pequeño y eficiente con poderes independientes en su gobierno que impidan todo rasgo de burocratismo, clientelismo, corrupción, discriminación y otras lacras que violan o coartan derechos individuales y frenan el crecimiento del capital social, entendido este último como conjunto de valores compartidos por todo grupo social.
Dicho proyecto, al elaborarse por concertación y lograr posteriormente un alto consenso, permitirá sacar al país de la crisis que ya dura más de 20 años y garantizar además un desarrollo futuro sostenible y sustentable que hagan innecesarias las antiguas y actuales dependencias de nuestro país de terceros así como una verdadera justicia social; equidad; tolerancia; Estado de Derechos Humanos, comprendido como el respeto integro de los derechos y libertades internacionalmente reconocidos, y la práctica de la solidaridad efectiva de los cubanos entre sí y con personas de todas las nacionalidades que la necesiten.
II.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS QUE JUSTIFICAN LA PROPUESTA Y LA CAMPAÑA CÍVICA “POR UNA CUBA MARTIANA”
La “…fundación de la nueva república” fue, junto a la independencia de Cuba de España, uno de los “Propósitos Concretos” del Partido Revolucionario Cubano (PRC) organizado por José Martí como puede ser verificado en el artículo 8, punto V, de las “Bases” de dicho Partido (2)
Los rasgos más esenciales del modelo de Nueva República están formulados explícitamente en la obra de nuestros Padres Fundadores, que en la de José Martí encuentran síntesis y compendio. El expresó su esencia al precisar “…pero ya aquello es república. Vive el hombre de su trabajo y piensa por sí.” (3) Elementos esenciales en la vida y obra de esos Padres son el humanismo, la tolerancia, la opción preferencial por los más desfavorecidos, la igualdad de oportunidades, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, la concepción del desarrollo más allá de la económica, sino entendido como desarrollo humano.
Lo anterior explica por qué la “nueva república” debía construirse sobre la base de lo que el Apóstol precisó como “fórmula del amor triunfante”, muy repetida pero poco atendida, de “con todos y para el bien de todos” y no sobre la base del odio, la coacción y la represión, las divisiones de ningún tipo, ni mucho menos la preponderancia de un individuo o grupo por encima de los demás.
La República, desde 1902 hasta 1958, no satisfizo con la necesaria plenitud las exigencias de dicho modelo y esto explica, y justifica, el que la Generación del Centenario retomara el modelo referido, es decir, los ideales, valores y fines supremos del sueño martiano, en el entorno temporal de su centenario, para no dejarlo morir.
Esos hombres y mujeres del centenario tenían concepciones filosóficas, ideológicas, político-partidistas y religiosas diversas y, a pesar y por encima de ello, se unieron en acciones comunes en pos del propósito históricamente pendiente.
Reencontrarse en ese punto de la unidad de lo diverso en torno a una doctrina y valores compartidos -el ideario martiano- es una demanda, no solo ético-moral, sino pragmáticamente inevitable para lograr reales y efectivas soluciones a nuestra crisis en medio de las actuales divisiones, intolerancias, discriminaciones, odios infundados, violencia, decrecimiento de la riqueza nacional y de la capacidad de su producción tanto en lo material como en lo espiritual.
Sólo la unidad nacional a través del diálogo y la reconciliación, sin excluir la justicia, puede revertir la persistente crisis que amenaza con la destrucción de la Nación después de haber destruido millones de vidas de cubanos. Esta unidad sólo es posible con un proyecto de Nación pensado, actuado y disfrutado por todos y para bien de todos al gozar de amplio consenso y viabilidad.
III.- LA MAYORÍA DE LOS CUBANOS VIVIMOS SOMETIDOS AL TEMOR Y LA MISERIA
Los cubanos vivimos con el temor de, al levantarnos cada día, recibir la noticia de la desaparición o muerte confirmada de algunos de nuestros familiares o allegados al intentar encontrar fuera lo que en su país no se les brinda. Esta triste realidad está condicionada en primer lugar y esencialmente por políticas públicas inadecuadas y por tanto incapaces de posibilitar la satisfacción de las necesidades y anhelos más elementales de los ciudadanos de a pie.
Demasiados cubanos sufrimos día a día por no poder brindar alimentos, vestido, calzado, vivienda y empleo del tiempo libre adecuados, ni la educación deseada, a nuestros hijos y nietos, es decir a nuestra prole.
Muchos cubanos tememos cada día ser objeto de represión y sanciones por actividades no legalizadas o, en casos hasta violatorias de la ley, a que nos vemos obligados por la insuficiencia de los salarios y pensiones que recibimos en una moneda 25 veces mas débil en poder de compra que aquella en que se ofertan artículos esenciales que no garantiza el injusto racionamiento ya casi cincuentenario.
Gran cantidad de cubanos sufren, además de las excesivas penurias materiales, la miseria humana de mostrar simpatía con lo que realmente rechazan, obediencia a lo que burlan, incondicionalidad a aquello y a aquellos en quienes no creen.
Esto último por el temor de perder sus puestos de trabajo, de ser objeto de marginación social, represión. Por temor a obstruir, o tronchar definitivamente, la aspiración de sus hijos o nietos a determinados estudios o plazas laborales.
Incluso muchos fingen incondicionalidad como vía de poder tener la oportunidad de viajar al exterior y aprovechar para “abandonar el país” dejando atrás el proyecto al que brindaban dicha “incondicionalidad”. Otros simplemente lo hacen como medio de garantizar el permiso de salida de las autoridades cubanas el día que logren una visa de cualquier país.
Muchas miserias y temores más embargan a los que quedamos en la isla. La lista sería interminable. Sirvan los ejemplos expuestos como simple botón de muestra.
Cuba, hasta el momento de la toma del poder del grupo que aun lo detenta, gozaba de un gran crecimiento económico acompañado de graves injusticias. Hoy, a cincuenta años de aquel hecho, la riqueza nacional se ha reducido a un mínimo; la capacidad de crearla está bloqueada por decisiones del grupo de poder referido y; a muchas injusticias de antes que perduran, o se han agudizado, se suman un gran número de nuevas y diversas. Prueba de lo anterior es que los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en horas de la madrugada del 26 de julio de 1953 y que causaron numerosas víctimas, recibieron por condena un máximo de 15 años, de los cuales sólo cumplieron 18 meses gracias a una amnistía proclamada por el gobierno de entonces.
Hoy, hombres pacíficos que sólo dijeron verdades, algunas de las cuales la propia oficialidad y los medios bajo su control total reconocen, cumplen condenas de hasta 28 años como resultado de juicios efectuados por tribunales dependientes y parcializados.
Las cárceles en Cuba superan en 14 veces a las existentes en 1959 con una población que desde entonces se ha hecho sólo el doble.
Una diáspora constituida por el 15% de nuestra población produce riquezas en terceros países y no en el propio. Las remesas que envían a sus familiares son diezmadas con un impuesto del 20% al cambio de dólares norteamericanos por el denominado CUC con el que se deben comprar los artículos de primera necesidad. Numerosos ciudadanos califican esto último de robo.
La importación de alimentos para cubrir el injusto racionamiento, ya casi cincuentenario, no tiene justificación en un país que fuera exportador neto de alimentos hasta el momento de la toma de poder de 1959 por los actuales gobernantes. El único límite en ese entonces a la adquisición de alimentos y artículos era la injusta distribución de la riqueza nacional que condenaba a muchos a la pobreza, en casos, extrema.
Actualmente casi todos los cubanos somos pobres tanto material como espiritualmente pues hasta la esperanza han perdido muchos y, en buen cubano, “la esperanza es lo último que se pierde”.
IV.- “CAMBIAR TODO LO QUE DEBA SER CAMBIADO” PERO TENIENDO EN CUENTA QUE
"Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario. No debe perderse el tiempo en intentar lo que hay fundamento harto para creer que no ha de ser logrado. Aplazar no es nunca decidir, -sobre todo cuando ya, ni palpitantes memorias, ni laboriosos rencores, ni materiales y cercanas catástrofes, permiten nuevo plazo. Adivinar es un deber de los que pretenden dirigir. Para ir delante de los demás, se necesita ver más que ellos."
Los cambios necesarios, es decir, los que se han de efectuar a conveniencia de los cubanos todos y la Nación, no pueden seguir postergándose.
Los realizados hasta el momento por el grupo de poder están limitados en su impacto benéfico para la generalidad de los cubanos ya que están centrados en, y dirigidos a, las conveniencias de dicho grupo y su objetivo supremo de mantenerse en el poder.
Estos cambios necesarios deben cumplir
TRES EXIGENCIAS MÍNIMAS Y ESENCIALES PARA AJUSTARSE AL PROYECTO DE NACIÓN que con la presente propuesta y la campaña cívica correspondiente nos hemos propuesto elaborar:
Al respecto, peguntó el Apóstol de la independencia y la instauración de la Nueva República:
“¿Haremos los cubanos una revolución por el derecho, por la persona del hombre y su derecho total, que es lo único que justifica el sacrificio a que se convida a todo un pueblo, y negaremos al día siguiente del triunfo, los derechos por que hemos batallado?” (6)
Cuba debe llegar a ser un Estado de Derechos Humanos al superar en este campo lo demandado por el conocido como Estado de Derecho.
Hacer surgir instituciones democráticas que sustituyan a las actuales que resultan excesivamente centralizadas, estructuradas verticalmente, subordinadas jerárquicamente a un grupo de poder y que sólo transmiten y hacen cumplir las decisiones del mismo y no lo demandado por la voluntad popular.
Los propósitos de justicia social, bienestar material y espiritual, equidad en la distribución de la riqueza nacional - armonizando los intereses individuales con los sociales-, atención debida a los desamparados y desposeídos y que además se procure el cumplimiento real de que se obtenga “de cada cual según su capacidad” y se garantice “a cada cual según su trabajo”, esfuerzo e iniciativas personales, no son patrimonio exclusivo de socialistas, “revolucionarios” o comunistas.
También los que desde diversidad de ideas y pertenencias contribuyeron a elaborar la presente propuesta, así como los que promovemos la campaña cívica correspondiente, y los que nos adherimos a ella, compartimos estos anhelos aún cuando discrepamos de los caminos de alcanzarlos que siguen, proponen o imponen los gobernantes actuales y sus incondicionales.
Aclaramos que no tenemos nada en contra de mantener, pero creemos se deben mejorar, lo que la oficialidad y sus seguidores denominan indistintamente “logros de la revolución” o “logros del socialismo” y que consideramos son en realidad un logro de todos los cubanos y sólo sus insuficiencias se deben a la indebida ingerencia en sus sistemas de criterios político partidistas y a malas decisiones gubernamentales.
Es hora de atender al llamado martiano: “...y las cosas públicas en que un grupo o partido de cubanos ponga las manos (…) no sólo son suyas, y de privilegiada propiedad, tan nuestras como suyas”. (7)
V.- PROPUESTAS DE CAMBIOS NECESARIOS
ÍNDICE.
1.- AGRICULTURA Y ALIMENTACION
“…la única riqueza inacabable de un país consiste en igualar su producción agrícola a su consumo.” (8)
A pesar de que la letra constitucional dice que nuestra vida como república esta guiada “…por el ideario de José Martí”, la advertencia que inicia este acápite, como tantos otros preceptos básicos de la “Nueva República” han sido ignorados a lo largo de nuestra historia por intereses siempre parciales de grupos o partidos.
El monopolio de la tenencia y la explotación deficiente asociada a la excesiva centralización en las decisiones sobre el uso de gran parte de las tierras por parte del Estado han sido las causas que han convertido al país en un importador neto de alimentos y otros productos agrícolas.
Las demandas alimenticias básicas de la población, sobre todo de los ciudadanos de a pie, no son cubiertas satisfactoriamente debido a la carencia de muchos productos agrícolas, pródigamente producidos antes de la década de los sesenta, y por los elevados precios de los pocos ofertados.
La propiedad y las decisiones en el sector, excesivamente centralizadas y decididas por quienes están divorciados de la realidad concreta y local en este campo, violan la sabia advertencia martiana, avalada por la práctica en todos los países y en todos los tiempos:
“La tierra es la gran madre de la fortuna (…) De la independencia de los individuos depende la grandeza de los pueblos. Venturosa es la tierra en que cada hombre posee y cultiva un pedazo de terreno.” (9)
En el alegato “La historia me absolverá” fue prometido a los cubanos:
“Un gobierno revolucionario, después de asentar sobre sus parcelas con carácter de dueños a los cien mil agricultores pequeños que hoy pagan rentas, procedería a concluir definitivamente el problema de la tierra, (…); segundo: repartiendo el resto disponible entre las familias campesinas con preferencia a las más numerosas, fomentando cooperativas de agricultores para la utilización común de equipos de mucho costo, frigoríficos y una misma dirección profesional técnica en el cultivo y la crianza y facilitando, por último, recursos, equipos, protección y conocimientos útiles al campesinado.” (10)
El anuncio de que serán entregadas tierras en usufructo a quienes se dispongan a explotarlas puede interpretarse como una medida destinada a reducir actuales importaciones pero no como una solución que se avenga a lo expuesto en la cita anterior de la Historia me Absolverá ni que acerque lo necesario a la Nación a su Frontera de Posibilidades de Producción en este campo.
No provocará la medida referida el impacto económico necesario de dar de comer adecuadamente a todos los habitantes a los más bajos precios posibles y además crear industrias de procesamiento de materias primas que potencialmente pueden, no sólo sustituir importaciones actuales, sino además crear renglones exportables a partir de los excedentes del consumo nacional.
La propiedad de las tierras a quienes la trabajen es condición deseada popularmente e imprescindible para que, más allá de solucionar una contingencia de interés del Estado, sea un paso realmente en el camino de dar soluciones viables, sustentables y sostenibles a la actual crisis que ya dura más de 20 años.
Esta última afirmación está probada en Cuba por el “criterio supremo y único de la verdad” que constituye la práctica histórico-social en la isla. Esto, y sólo esto, hará congruente el actuar gubernamental con lo expresado por el Apóstol al referirse a un hombre sin propiedad de la tierra:
“El no tiene tierra propia que labrar, y le estimule a cultivarla con esmero para legarla después con un nombre honrado a sus hijos.” (11)
Legarla a los hijos que se dispongan a continuar labrándola. A quienes no lo decidan, pague el Estado su valor -respetando así el derecho a la herencia- y revéndala a quien la quiera seguir labrando para su bien propio y el común.
Después de llevar al país a una casi total incapacidad de producir alimentos y otros productos agrícolas por los ineficientes mecanismos estatalizados y las restricciones a los productores y comercializadores privados por cincuenta años, es hora de realizar los cambios necesarios en la agricultura cubana que traigan de vuelta la eficiencia y los volúmenes de producción per capita de las décadas anteriores a 1959.
No se trata de reproducir las injusticias y el abandono que sufrió la población campesina ni de mantener las que aún pudieran persistir. Se trata simplemente de respetar sus derechos a la propiedad según la normativa internacional de los derechos humanos, de respetar su cultura productiva, su consagración a la madre naturaleza, su esencial aporte al bien común y con ello hacer realidad la promesa no cumplida aún de: “Cuba podría albergar espléndidamente una población tres veces mayor; no hay razón, pues, para que haya miseria entre sus actuales habitantes. Los mercados debieran estar abarrotados de productos; las despensas de las casas debieran estar llenas: (…) Lo inconcebible es que haya hombres que se acuesten con hambre mientras quede una pulgada de tierra sin sembrar;” (12)
El aumento de la productividad y la producción agrícola traerá como consecuencia una disminución de los precios de sus productos y derivados en el mercado, lo que a su vez se manifestará como un mayor poder adquisitivo real de la moneda en que se paga a los trabajadores cubanos en su mayoría. El aumento de dicho valor adquisitivo disminuirá la desmedida brecha entre la moneda nacional y las otras circulantes, lo que favorecerá la eliminación de la dualidad monetaria que preocupa y ocupa a la oficialidad y los disidentes por igual. Economistas de todas las ideologías y pertenencias coinciden en esto. ¿Podrán todos estar equivocados y tener razón quienes no se deciden, aún pudiendo, a dar el paso en la dirección que indican las fuentes nutricias de lo que debe ser la República de Cuba, la experiencia histórica nacional y los inspiradores de lo que dicen que aún es la Revolución cubana?
2.- VIVIENDA
En el Folleto Informativo No. 21 de la Lista de Publicaciones de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas se define como “vivienda adecuada” : “…disponer de un lugar donde poderse aislar si se desea, espacio adecuado, seguridad adecuada, iluminación y ventilación adecuadas, una infraestructura básica adecuada y una situación adecuada en relación con el trabajo y los servicios básicos, todo ello a un costo razonable” (13)
Fidel Castro Ruz aseveró durante su defensa en el juicio por los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en 1953: “…lo ideal en la ciudad es que cada familia viva en su propia casa o apartamento. Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa. Pero si seguimos esperando por los milagros del becerro de oro, pasarán mil años y el problema estará igual” (14)
Siguen habiendo en Cuba “… piedra suficiente y brazos de sobra…” pero millones de cubanos no tenemos el derecho a una “vivienda adecuada” satisfecho a 55 años de pronunciarse la anterior aseveración.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS? Como se expone en la “Petición de ciudadanos cubanos sin el derecho a una vivienda adecuada satisfecho”, entregada a las autoridades el 16 de enero del 2008, entre las causas cuentan:
Debe destacarse que es la imposibilidad de satisfacer esta necesidad elemental (básica) una de las muchas razones que hace decidir a miles de cubanos a emigrar o, al menos intentarlo, por múltiples vías, aún con riesgo de la propia vida. También ocurren continuas violaciones del derecho a la vivienda en el marco de los desalojamientos forzosos realizados o tolerados por el Estado.
Según la resolución 1993/77:
“…la práctica de los desalojamientos forzosos constituye una violación grave de los derechos humanos, en particular del derecho a una vivienda adecuada.”
Entre los ACTOS Y OMISIONES QUE CONSTITUYEN POSIBLES VIOLACIONES DEL DERECHO A UNA VIVIENDA ADECUADA cuentan: “…la discriminación racial o de otro tipo en la esfera de la vivienda.” Carlos Lage Dávila, entonces vicepresidente del Consejo de Ministros, manifestó públicamente que según los planes gubernamentales, las viviendas y los materiales constructivos serían entregados y asignados en venta por méritos revolucionarios. ¿Y el derecho de los ciudadanos que no sean, o finjan ser, revolucionarios?
“…demolición o destrucción de viviendas como medida punitiva” Numerosos son los casos en que se han demolido o destruido viviendas después de realizados desalojamientos forzosos por parte de funcionarios de las Direcciones de la Vivienda acompañados por agentes del Ministerio del Interior.
“El hecho de que un número significativo de personas no dispongan de albergue o vivienda, a un nivel mínimo básico.” Las condiciones de vida en muchos albergues son deplorables. Muchos ciudadanos llevan hasta cerca de dos décadas viviendo en esas condiciones y no se conoce de plan gubernamental viable y urgente para la solución acelerada del problema mientras cada día, el tiempo y la falta de mantenimiento, disminuyen el fondo habitacional de la isla.
LAS PROPUESTAS CONTENIDAS EN LA REFERIDA PETICIÓN CIUDADANA, coherentes con la resolución 14/6 de la Comisión de Asentamientos Humanos de UN, incluyen: El cese inmediato de las exportaciones de medios y materiales constructivos que no constituyan excedentes de la demanda interna real y su asignación para el consumo interno del país. Que sean ajustados los precios de los medios y materiales de construcción con el fin de hacerlos asequibles al pobre poder adquisitivo de los salarios pagados a los trabajadores en moneda nacional.
Reducción de los trámites burocráticos y las prácticas de corrupción en todo lo concerniente a esta esfera, comenzando desde los niveles más altos de las instituciones correspondientes. Despolitizar los criterios de asignación de medios, recursos y los propios inmuebles a la población, dejando que sólo dependan de los recursos honestamente adquiridos por los individuos y de los esfuerzos personales de los Sin Casa, quedando el Estado, sus instituciones, a cargo solamente de los denominados casos sociales. Impuestos adecuados y crecientes a quienes posean recursos suficientes pueden ser fuentes de fondos para cubrir en parte los gastos destinados a dichos casos sociales.
Crear el propio Estado, con capital compartido o con donaciones, zonas residenciales con la urgencia requerida y sin descuidar por ello la calidad, para hacer posible la venta, o asignación en los casos sociales, de terrenos destinados y aptos para la construcción de viviendas decorosas y conforme a planes de urbanización que detengan el actual caos en este asunto. Establecer de nuevo el puesto laboral de “encargados” de edificios múltiples y que perciban salarios acordados con los vecinos y, en los casos posibles, una vivienda en alguno de los edificios atendidos. Agilizar los trámites, aliviar la carga fiscal y el número de pasos burocráticos para la entrega de permisos de construcción, ampliación, mantenimiento o reparación de viviendas.
Crear los marcos legales e institucionales que permitan operar a las brigadas (microempresas) integradas por particulares, conocidos en nuestro país como “contratistas”, para los fines constructivos bajo libre contrato con los demandantes de sus servicios. Se les debe facilitar a estas entidades la posibilidad de efectuar compras a precios mayoristas de sus medios de trabajo e insumos para sus labores. Levantar las prohibiciones de venta y compra de inmuebles por particulares nacionales en los casos en que el interés social no prime sobre tales transacciones y así hacer cumplir todos los aspectos del derecho de propiedad, hoy limitado en exceso desde la propia ley y en las prácticas sociales.
Que sean concedidos préstamos bancarios, con intereses razonables y los más prolongados plazos de amortización posibles, con fines de construcción, reparación, ampliación o mantenimiento de viviendas. Autorizar la entrega de licencias para todas las actividades que por la modalidad de autoempleo (cuentapropistas) se relacionen con la solución del problema de la vivienda y los elementos infraestructurales asociados a este.
A las que proponemos añadir que; más que legislaciones limitantes y represión contra los inmigrantes internos desde los campos a las ciudades y del interior a las capitales, en particular la del país; se tenga en cuenta lo recomendado en la Moción Ciudadana sobre Derechos Humanos en Cuba presentada a las autoridades cubanas en enero del 2005(página 11): “Procurar que, más que regulaciones legales y administrativas, sea la creación de condiciones de vida adecuadas y la igualdad de oportunidades las que hagan disminuir el flujo migratorio hacia las ciudades, en particular, hacia la capital del país.” (15)
3.- TRANSPORTE
Desde el 29 de noviembre de 1996 se está pidiendo a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) que legisle y promulgue la creación de los marcos legales e institucionales que permitan la integración de COOPERATIVAS DE ÓMNIBUS NACIONALES, como alternativa que puede aliviar, y hasta incluso solucionar, este problema de forma eficiente, sostenible y sustentable. Tres elementos fundamentales favorecen la adopción de la forma cooperativa en este servicio público, a saber:
Se han dado múltiples respuestas formales a la petición por parte del Ministerio del Transporte (MITRANS), de la ANPP, del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, pero a pesar de ellas nada se ha hecho al respecto en pos de solucionar adecuadamente esta situación que afecta a millones de cubanos de a pie.
En la primera entrevista en el MITRANS, en febrero del 1997, se le sugirió a la ANPP a través del funcionario encargado de atender al ciudadano proponente que se hiciera un pilotaje en alguna zona para tomar experiencias antes de generalizar la propuesta. A casi doce años de desoír las autoridades la propuesta, a pesar del amplio consenso de que goza la misma entre la población y hasta entre funcionarios e incondicionales, sólo queda pensar que ello está determinado por partir la propuesta inicial de un disidente.
Si esto fuera así me permito recordar, a los que con su indecisión de aplicar incluso una medida socialista prolongan el sufrimiento de nuestro pueblo, que José Martí nos dejo dicho: “Cuando se aduce un argumento no se demuestra que sea malo porque lo sea quien lo presenta, sino porque en el no hay razón.” (16)
4.- AUTOEMPLEO Y MICROEMPRESAS. MERCADO INFORMAL Y DELITOS ECONÓMICOS
“Créese riqueza pública, protéjase el trabajo individual; así, ocupadas las manos, anda menos inquieta la mente.” (17)
Los tolerables niveles de vida que tuvimos los cubanos hasta la caída del bloque socialista fueron posibles por los subsidios procedentes del mismo y no por un desarrollo económico real resultado del accionar de las fuerzas productivas y otros elementos de la economía nacional.
La gestión económica del gobierno hasta la actualidad muestra como saldo una total incapacidad de satisfacer lo demandado por el artículo 25 punto 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) y el 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Cuando el gobierno cubano ejecutó la denominada “Ofensiva revolucionaria” en 1968, coronó el desmantelamiento de lo que fuera una próspera economía basada en el respeto del derecho a la propiedad, el esfuerzo y la iniciativa individual de las personas, sustituyéndola por otra ajena totalmente a nuestra idiosincrasia; planificada y dirigida centralizadamente y que, determinada por el voluntarismo y la improvisación, privó al ciudadano del derecho de practicar de forma independiente las capacidades productivas de creatividad e inversión de las que está dotado de forma natural.
El absoluto dominio de la economía por el Estado, incluyendo el de los pequeños establecimientos de producción y servicios dispersos por todo el territorio nacional, dificulta el control administrativo eficiente lo que, junto a la ausencia o limitaciones extremas a los derechos de propiedad y libre iniciativa, estimulan la corrupción a gran escala y un extendido mercado informal (bolsa negra) que se acompaña de graves daños morales, priva al presupuesto estatal de fuentes de ingreso e impide la generación de empleos legalmente validados.
Lo último expuesto constituye una de las causas que explican el desmedido número de cárceles y presos por delitos económicos existentes en el país así como el continuo éxodo de cubanos que no tienen precedentes históricos, con excepción del ocurrido durante el totalitarismo de la época colonial. La creación de los marcos legales e institucionales que posibiliten, más que obstaculizar o impedir como ahora ocurre, el ejercicio del autoempleo y el surgimiento de micro, y hasta pequeñas empresas, bajo condiciones de protección de los empleados en ellas, reducirían de facto el desempleo y sobre todo el subempleo actuales, harían crecer exponencialmente el valor añadido con la prestación de sus servicios y la creación de bienes demandados por la población, reducirían los motivantes de violaciones de las normas ético morales y jurídicas, tan abundantes en la actualidad, y harían crecer el producto interno bruto acompañado de un mayor impacto social directo sobre la población de a pie que el hasta ahora logrado con los crecimientos, muy anunciados pero poco sentidos, de años recientes.
Por otro lado, y a mediano plazo, se reducirían los precios de estos productos y servicios por la legalización y el aumento de su oferta, se elevaría su calidad por efectos de la competencia y se lograría una real protección al consumidor, que, en conjunto, llevarían a un mayor poder adquisitivo real de la moneda nacional y mayor estímulo a los creadores de riquezas, entre otros muchos posibles beneficios. El ejercicio del autoempleo y el desarrollo de las micro, medianas y pequeñas empresas por particulares en la economía nacional contribuirá a que la persona humana sea protagonista y destino del proyecto económico de la Nación y no un ente pasivo de la misma.
Téngase en cuenta la realidad descrita en: “La independencia de los pueblos y su buen gobierno vienen sólo cuando sus habitantes deben su subsistencia a un trabajo que no está a la merced de un regalador de puestos públicos, que los quita como los da y tiene siempre en susto, (…) a los que viven de él.
Esa es gente libre en el nombre; pero en lo interior, ya antes de morir, enteramente muerta.” (18)
Estos cambios necesarios harán disminuir significativamente el mercado informal al absorber el legal a sus actores y, simultáneamente, este será un factor decisivo, y más efectivo que las disposiciones y la represión, en la disminución del número de condenados por delitos económicos y el de establecimientos en que cumplen sus condenas. Sólo con la inclusión de lo propuesto en el proyecto económico de la Nación se hará realidad en la práctica, mas allá de la retórica del discurso, la igualdad de oportunidades sin exclusiones ni privilegios por ideas o pertenencias, que posibiliten la efectiva observancia y el debido respeto a los derechos y las libertades demandadas por la normativa internacional de los derechos humanos, en particular las económicas.
5.- EDUCACIÓN
“Es criminal el divorcio entre la educación que se recibe en una época, y la época.”. (19)
Es encomiable que los cubanos podamos brindar acceso a todos nuestros niños a la instrucción elemental y que la misma sea obligatoria. Resulta bueno que muchos de nuestros adolescentes y jóvenes puedan acceder a la instrucción técnica y profesional. Gran número de centros universitarios permiten acceder a muchas personas a estudios de este nivel. No obstante lo anterior, la excesiva intrusión de lo político y lo ideológico en el trazado de las estrategias y la ejecución concreta del proceso docente educativo, lo convierte en un mecanismo de control y adoctrinamiento de los educandos, desatendiéndose de esta forma el cumplimiento del encargo social a dicho sistema acorde a las directrices de la UNESCO.
Al respecto puede consultarse el documento de la UNESCO titulado “La Educación Encierra un Tesoro” y compararse con las pretensiones formales y resultados prácticos del sistema educativo cubano. El control total del sistema educativo por parte del Estado, lleva a que la sociedad quede excluida de participar en su diseño, ejecución y control. Esto explica la aceptación, por resignación ante la falta de alternativas, de los planes de becas y la realización obligatoria de faenas agrícolas en condiciones de vida no siempre adecuadas para los educandos e incluso para docentes.
Los programas y objetivos de los ministerios de educación exigen, de forma explícita en unos casos o por exigencias no escritas en otras ocasiones, la formación en supuestos valores incompatibles con la concepción universalmente validada de los mismos y plasmadas en documentos diversos de la normativa internacional de los derechos humanos. Ejemplos de lo anterior son la denominada “intransigencia revolucionaria”, “incondicionalidad al partido” y otros que , por excluyentes y contrarios a la tolerancia y los derechos y las libertades ajenas, obstaculizan el anhelo expresado en la DUDH de “ …la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y grupos étnicos o religiosos” y la debida convivencia civilizada por encima de todo otro diferenciante como pueden ser las distintas opciones filosóficas, ideológicas o políticas de los individuos en la sociedad.
La DUDH en su artículo 26, inciso 2, expresa “La educación tiene por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales”. En las escuelas cubanas se hace referencia a algunos de los artículos, o a aspectos de algunos de los artículos, pero se omite la presentación de ellos en su totalidad. A pesar de que se anunció la firma por el gobierno cubano de los pactos internacionales de derechos civiles y políticos y el de derechos económicos, sociales y culturales, ninguno de ellos ha sido dado a la publicidad por los medios de comunicación social controlados todos por el Estado.
En Cuba todos los padres tienen coartado el derecho a “escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos” dado que la ley impide la coexistencia de escuelas privadas con las estatales. Pasos que perfeccionarán el sistema educativo, para hacerlo capaz de servir a la persona humana y la Nación, incluyen:
Se cumpliría de esta forma con: “Pero el alma de la enseñanza es el maestro, y a los educadores en Cuba se les paga miserablemente; no hay, sin embargo, ser más enamorado de su vocación que el maestro cubano.
¿Quién no aprendió sus primeras letras en una escuelita pública?
Basta ya de estar pagando con limosnas a los hombres y mujeres que tienen en sus manos la misión más sagrada del mundo de hoy y del mañana, que es enseñar. Ningún maestro debe ganar menos de doscientos pesos, como ningún profesor de segunda enseñanza debe ganar menos de trescientos cincuenta, si queremos que se dediquen enteramente a su elevada misión, sin tener que vivir asediados por toda clase de mezquinas privaciones.” (20)
6.- DERECHOS DE LOS TRABAJADORES
A pesar de que la ley cubana prevé garantías de adecuadas condiciones de trabajo y de que existen estructuras y regulaciones que deben velar por las mismas, estas no son brindadas a los trabajadores en la práctica en muchos puestos laborales. En esto, son factores condicionantes decisivos las objetivas pobres condiciones y capacidades económicas en que sobrevive el país.
Lo anterior es complementado por el elemento subjetivo constituido por la total incapacidad de las estructuras sindicales oficiales de reclamar tan importantes condiciones. Oficialmente se insiste en el complemento salarial que constituyen el que no se cobre en el momento de recibir los servicios de los sistemas educativo y de salud, así como la universal seguridad social, el subsidio estatal a los pocos productos ofertados en la canasta básica racionada y otros servicios públicos bajo control estatal.
A pesar de lo anterior, los salarios resultan totalmente insuficientes para satisfacer las necesidades básicas dado el alto costo de la vida y la devaluación de la moneda en que se paga a los trabajadores frente a aquella en que se ofertan la casi totalidad de dichos productos básicos. Los salarios no se corresponden con el aporte económicos de los trabajadores.
No satisfacen lo demandado por el artículo 23-3 de la DUDH, ni con los artículos 7 y 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Los servicios subsidiados por el Estado (con los recursos producidos por los propios trabajadores que reciben dichos servicios) no satisfacen las demandas conforme al derecho natural en unos casos, y conforme a las potencialidades de la nación en otros.
En ambos, la excesiva interferencia de criterios ideológicos y políticos en las estructuras técnicas de prestación de dichos servicios es causa fundamental de sus deficiencias o limitaciones. A los trabajadores no se les reconoce el derecho a crear sindicatos y asociaciones independientes del Estado. Se violan así, desde la legalidad y la institucionalidad, los artículos 20-1 y 23-4 de la DUDH así como las regulaciones sobre este asunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en especial los Convenios 87 y 98 de esta.
La mayor parte de los trabajadores se encuentran contratados en establecimientos de “propiedad estatal socialista” (artículo 15 de la Constitución) y, al ser el Estado el que “administra directamente los bienes que integran la propiedad socialista de todo el pueblo” (artículo 17 de la Constitución), se llega entonces a la dual función de Estado-Patrón, ante la cual, el sindicato único permitido, se reduce a simple polea de transmisión y defensa de los intereses del Estado totalitario y no de los trabajadores. Se mantienen los mecanismos de compulsión y coerción que obligan a los trabajadores a pertenecer al sindicato único y oficial con lo que es violado el punto 2 del artículo 20 de la DUDH.
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